jueves, 21 de septiembre de 2017

Confianza.








La confianza es un pilar para el crecimiento y desarrollo personal y de nuestro entorno. Esta vinculada con la fe en nosotros y los otros sobre la base de un pensamiento positivo que acompaña el proceso de construcción de los proyectos.


Ahora bien, ¿qué sucede cuando depositamos la confianza en otra persona ? Sucede que ponemos nuestra fe con la creencia en que esa persona actuará o comprenderá de acuerdo a lo esperado o deseado por mí. Pongo expectativas en ello. ¿Cómo podría ser de otro modo si he manifestado que sentimientos tan importantes como lo son la fe y la creencia están puestos en el accionar de esa otra persona?

La situación se plantea difícil cuando esa persona no hizo lo que queríamos o esperamos que hiciera, lo que prometió cumplir. Hizo en realidad algo que consideró, a su criterio, adecuado para sí, más allá de las circunstancias, por un algún impedimento mayor quizá no pudo cumplir con lo que se comprometió o porque en definitiva simplemente no tuvo nunca la intención de cumplir con lo que prometió. Sobreviene entonces un sabor de traición.

Existen otros casos en que se espera que una persona actué de una manera determinada porque siempre actuó dentro de los mismos parámetros, mantuvo en el tiempo cierta línea de conducta que hacia prever que actuaría de ese modo esperado por mí, mas luego actuó de otro modo inesperado, del modo que creyó más conveniente para sí. En este caso no había acuerdo previo, solamente la expectativa que actuaría conforme a lo habitual, como esto no sucedió también sobrevino un sabor de decepción con una mezcla de traición.

En ambas situaciones, la otra persona actuó del modo que creyó más conveniente para sí. Y esto, sin abrir un juicio de valores debido a que las causas pueden ser diversas, pero en definitiva el resultado no fue lo esperado o deseado por mí.

Casos como estos llevan a que muchas personas se inclinen por la postura de no confiar en nadie, ya que verían a ese llamémosle "otro" como un potencial "decepcionador" de expectativas, un abusador de confianza, un aprovechador de circunstancias y etcéteras. 




Estas expectativas depositadas en otra persona son tensiones mentales o emotivas de que una situación hipotética suceda. Se espera no solo con el intelecto sino también con la emoción.




Una manera sencilla y sana para resolver estas situaciones es tener en cuenta en principio que cada quien debe hacerse cargo de las expectativas depositadas en terceros, luego confiar, ya que sin la confianza los vínculos humanos se verían fuertemente afectados, con la premisa que en algún momento sucederá que alguien actuará de acuerdo a lo que considere mejor para sí. Con esto concepto claro sabremos que habrá quienes cumplan su promesas o actúen del modo que coincida con lo deseado por mí y en otros casos, actuarán de un modo diferente a lo que yo quiero, pienso o necesito. La gente en definitiva actuará con lo que creen es mejor para ellas, independiente de mí sentir o mis deseos.

Esta nueva postura mental contribuirá a descender el sentimiento de sufrimiento que trae la decepción, ubicándonos en forma más inteligente ante los otros y seleccionando mejor con quienes se compartirán ciertas actividades y con quienes otras.


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