Cuando alguien arma un proyecto, se basa en un esquema, lo diseña, lo siente, se imagina cómo será ese proyecto, se lo ve aunque todavía no este presente.
Lo va construyendo. Tiene en su interior la imagen que lo orienta hacia el objetivo. A veces la imagen puede ser muy compulsiva y se pierde de vista todo el entorno. La dirección mental es lo que permite marcar los lineamientos de hacia donde se va.
Mucha atención al diseñar tu proyecto, porque al hacerlo, ya le has puesto una dirección en qué tipo de proyecto harás.
Por lo tanto, si la dirección mental esta basada sobre compulsiones lo probable es que todo sea arrastrado por ella, conduciendo a resultados opuestos a los planeados, en cambio, un razonable calculo ajustado al logro del objetivo, seguramente, dará los resultados más cercanos a lo planeado. La dirección metal te lleva hacia una dirección u a otra, según el emplazamiento de partida.
Este breve ejercicio te aportará una mejor dirección en el trazado de tu proyecto.
Tómate unos minutos, relájate en algún sitio tranquilo y sin interrupciones.
En base al escrito de tus mejores virtudes, anota qué deseas desde lo positivo y qué urgencias debes atender y cuáles son sus prioridades.
La dirección mental es aquello que permite lanzar lineas hacia aquello que se desea lograr, hacia una imagen concreta.
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